Decimo aniversario Uhuru Afrika tv 2014-2024
" Hemos de respetar y dignificar toda forma de vida y el planeta que es nuestra casa común. "
J.L. Nvumba . Advocat, pensador i politic
Hemos llegado a un punto en que parece que, muchos de los “excluidos”, antes esclavizados y colonizados, deben conformarse con intentar sobrevivir buscando desperdicios y sobrantes, en los contenedores de basura. Imagen que se ha hecho cotidiana y no parece remover suficientes conciencias. Además, los llamados a ser excluidos ya vienen solos, tratando de reclamar un lugar en este mundo “rico”, para de nuevo verse tratados de modo deshumanizado y humillante. Suelen tener la cara seria y, en bastantes casos, esquivar las miradas. Incluso las que buscan el reconocimiento y la hermandad. Se saben excluidos, PLENAMENTE, viviendo rodeados de un mundo de riqueza y consumo desaforado, que les considera “ilegales”, obviando que se trata de seres humanos. Han de conformarse con las sobras y los desperdicios de los “privilegiados”. Lo entrecomillo, por la proliferación de entre éstos, de personas que han de acudir a terapia buscando alguna motivación y sentido, en sus vidas. ¿Encontrarán alguna respuesta?.
" Como buen bantú fang, he de encontrar motivos para el optimismo y confiar "
Los llamados, y auto-considerados, “países ricos”, viven una auténtica esquizofrenia. La población envejece y, no encuentran recambio al no reproducirse suficientemente, más allá de los desheredados del Sur Global, a los que, a su vez, demasiados rechazan. Tanto es así, que el tanto más fácil de obtener en una contienda electoral, no en vano dichos países son “democráticos” y nos referimos a los “países ricos”, está en la asunción y transmisión de un mensaje xenófobo y de “prevención” de la invasión de los “desheredados”. Ya no hay pudor alguno en manifestarlo públicamente, y hacer bandera de ello. Así se constata en cada proceso electoral, con su consiguiente campaña proselitista. Es un muy eficaz mensaje para obtener apreciables apoyos de los votantes, que lleva a estos “profetas” a los parlamentos e incluso gobiernos. Sin pudor alguno.
Los desheredados se juegan la vida embarcándose en endebles barcazas para emprender, así desde el continente africano, travesías llenas de riesgos y peligros. Como para acabar, al menos los restos de la embarcación, apareciendo en algún país de la costa atlántica americana. Persiguen el sueño que los medios de comunicación de dichos, anhelados, “países ricos” les “venden” mientras intentan encontrar algún medio de supervivencia y vida digna en sus “empobrecidos” países de origen. Para colmo, alguno de sus “paisanos”, que ha logrado alcanzar el edén, les machaca con imágenes en que exponen su vida de “éxito”: bien vestidos, divirtiéndose, comiendo como corresponde a los “privilegiados” e, impresionando cuando, al cabo de algunos años, hacen un viaje al origen bien engalanados y llenos de regalos para todo el “pueblo”. Y no siempre son, precisamente, los que mostraron los mayores talentos y dotes antes de emigrar. Sólo queda inferir que si “ese” ha podido, por qué yo he de quedarme aquí y conformarme. Desafortunadamente, no se suele reparar en los muchos, y muchas, que un día partieron y nada más se supo de ell@s.
Hoy está plenamente demostrado que el mal llamado “homo sapiens” surgió en el continente africano y de ahí se esparció hasta ocupar casi todos los rincones del planeta, ya en la denominada edad de piedra. Por tanto, siempre nos hemos desplazado y emigrado. La curiosidad y, sobre todo, la necesidad de sobrevivir serían las básicas motivaciones. Estamos programados para no dejarnos abatir y luchar para conservar nuestras vidas y, si puede ser, mejorarlas. Como tampoco podemos evitar dejarnos llevar y, tras observar reiteradamente que más allá hay territorio, imaginémonos el estrecho de Gibraltar, tan próximo al continente africano, como para que en días claros, se pueda observar la península ibérica, finalmente algunas personas decidan cruzarlo, siquiera aprovechando la glaciación que permitiría atravesar el estrecho a pie. Otras, más osadas, incluso intentarían cruzarlo en una modesta embarcación, siquiera consistente en un tronco de árbol, y con unas básicas técnicas o sistemas de navegación. Parece una vía obvia para que el mal llamado homo sapiens llegara a la Península ibérica y la habitara.
Por otra parte, se habla mucho de la inmigración, pero poca atención se presta a las causas estructurales que la motivan y a los beneficios que producen a los “países ricos”, en perjuicio, una vez más, de sus empobrecidos países de origen. Sobran los datos que acreditan que los inmigrantes originarios del Sur Global, son generadores de riqueza en los países de “acogida”. El caso de España es paradigmático. Gracias a la aportación de los inmigrantes, en este país no deja de incrementarse el número de personas trabajadoras cotizantes a la Seguridad Social y pagadoras de impuestos, ya superan los 21 millones, que habrían de permitir no sólo el mantenimiento de las pensiones de las jubiladas, sino también de las prestaciones derivadas del “estado de bienestar”. Sin embargo, estamos hartos de escuchar que los inmigrantes les quitan el trabajo a los autóctonos. Nada más incierto. A pesar de las cifras de parados en España, resulta que en este país, todavía hay más de ciento cincuenta y cinco mil puestos de trabajo que los empresarios, fuente de la información de septiembre del 2023, no pueden cubrir. Sabemos que la persona autóctona, en muchos casos, ya se permite seleccionar el puesto de trabajo de su interés, desechando otros, que deben acabar cubriendo las personas inmigradas. Es uno de los motivos que explican que del millón de puestos de trabajo creados entre los años 2022 y 2023, 535.000 fueran ocupados por personas inmigradas. Cifras que rompen otro tópico: que los inmigrantes sobrecargan el sistema social en perjuicio de los nacionales. Estudios de entidades como el FMI y la OCDE demuestran que la aportación de las personas inmigradas al PIB, en términos de rentabilidad y productividad, son superiores al coste de su acogida. No en vano acostumbran a ser personas jóvenes, de natural emprendedoras, como evidencia su propio arriesgado y costoso proyecto migratorio, y por ello más productivas.
¿Hay una situación de invasión de los países llamados ricos, por los desheredados del Sur Global?. Este mensaje parece captar a muchos ciudadanos de los países de acogida. Sin embargo, se obvia no sólo la necesidad de trabajadores y emprendedores jóvenes, sino también la realidad de que, a modo de ejemplo, el hecho de que la Unión Europea, U.E., haya acogido a más de CINCO MILLONES de refugiados ucranianos, en tiempo récord, todos ellos debidamente regularizados, gracias a la aplicación de la correspondiente Directiva de Acogida Temporal de Refugiados y Desplazados Forzosos, acompañada de medidas sociales de apoyo, lo cual desde luego aplaudimos como muestra de humanidad, no ha supuesto trauma alguno ni ha puesto en peligro el bienestar de los autóctonos. Tampoco parece haber causado una alarma apreciable en la población de la U.E.
No se repara, con igual intensidad, en los motivos estructurales que obligan a tantas personas del Sur Global a atender al espíritu de supervivencia, y superación, de la especie humana, como de cualquier otra especie, y emprender un costoso y muchas veces peligroso proyecto migratorio, pleno de incertidumbres. Si acudimos, temporalmente, a lo más inmediato, constatamos que la subida de los tipos de interés, en los autodenominados “países ricos”, en particular de su líder, Estados Unidos, verificaremos que el flujo monetario del empobrecido Sur Global a dichos países “afortunados” se ha incrementado considerablemente, sólo con el pago de la eterna deuda y sus intereses. Deuda que suele expresarse en dólares USA, por lo que basta que se encarezca dicha moneda, para que los deudores vean sensiblemente incrementada su “deuda”. Nos informa así la UNCTAD, agencia de la ONU en materia de comercio y desarrollo, que en el año 2022, los empobrecidos países del Sur Global, pagaron, para atender a la deuda y los intereses, CINCUENTA MIL MILLONES de dólares USA más, que el dinero que recibieron en ayuda al desarrollo. Hemos de recordar que hace cincuenta años, los “países ricos” se comprometieron a destinar, para ayuda al desarrollo de los países empobrecidos, el 0,7% de sus ingresos nacionales brutos. Hoy aún están lejos, la mayoría, de alcanzar este porcentaje, incluso decreciendo en buena parte de ellos. Es evidente que este incumplido compromiso nació de la realidad del expolio secular al que han estado, y están, sometidos los países del Sur Global, de ahí que los califiquemos de empobrecidos, ya que, aún hoy, siguen atesorando los más importantes recursos naturales y estratégicos y sus exportaciones siguen estando, básicamente, vinculadas a las resultas de las actividades extractivas de dichos recursos. De este modo, gran parte de los países del Sur Global, sobre todo los más empobrecidos, no pueden atender a las necesidades básicas de su población y a la inversión al desarrollo, porque han de pagar la eterna deuda y sus intereses, cuyo origen sería objeto de otra específica reflexión, de la que, seguro, extraeríamos más de una ilustrativa lección.
En fin. No pretendemos inventar la pólvora y, muchas personas investigadoras, sabias y estudiosas, han puesto de manifiesto, de modo extenso, las reflexiones que estamos haciendo. Personas también autóctonas del Norte Global, Occidente. El problema es que ya se han teorizado y expuesto reiteradamente las injusticias estructurales determinantes del mantenido empobrecimiento del Sur Global, y sus consecuencias. Sin embargo, el llamado “homo sapiens”, haciendo gala de sus contradicciones, miedos y angustias, pretende ser, a un tiempo, pirómano y bombero. De este modo, “los privilegiados” deben acudir a terapias para encontrar un sentido a la vida y los “excluidos”, deben desenvolverse en la cotidiana humillante deshumanización y conformarse con sobrevivir rebuscando en los contenedores de detritus de los primeros.
Como buen bantú fang, he de encontrar motivos para el optimismo y confiar en que estos tiempos que vivimos, que tanto recuerdan al periodo precedente a la mal llamada Segunda Guerra Mundial, digo mal llamada porque no me consta que mis mayores tuvieran nada que ver con ella, salvedad hecha de los desafortunados obligados a servir en las fuerzas armadas de las metrópolis coloniales, decimos, estos tiempos en que bordeamos el abismo por tantas partes y ámbitos, hagan revivir en el soberbio “homo sapiens” el instinto de supervivencia, sobre la base de que HEMOS DE RESPETAR Y DIGNIFICAR TODA FORMA DE VIDA Y EL PLANETA QUE ES NUESTRA CASA COMÚN.
Barcelona 28.05.2024
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