BOMA
Fuente editado por: Esasom Mba Bikie
Hace unos veinte años gran parte de Boloco era un extenso
bosque pisado por los cazadores de las fincas de sus alrededores y cruzado por
algún sendero que llevaba a alguna apartada choza. Poco a poco se fue
repoblando este trozo de tierra: todos cuantos no podían hacerse con un trozo
de terreno en otras partes de la Isla empezaron a encaminarse a esta zona,
antes de que las firmas comerciales que formaban su periferia u otras acabaran
por hacerse con todo el bosque. Bomá apareció así en medio de ese bosque con
pujos de poblado, de unidad.
Sus comienzos
La fundación de este pequeño poblado o "barrio" de
Boloco, como se le suele llamar, se debe a D. Miguel Nguema Ondo. Miguel antes
de establecerse como finquero había sido enfermero en el hospital de Santa
Isabel. Rafael Mitogo, trabajador de la finca Gabilondo fue el
"ayudante" de Miguel y el que introdujo a éste, en esta zona. Estas
dos personas fueron las que en un día cualquiera del año 1943 dieron vida a
Bomá. Su historia es, pues, reciente. Pero en cierto modo se apoya sobre la
historia de los pueblos de Boloco, pues dentro de sus terrenos se hallan los
solares de un antiguo pueblo. Es por así decirlo, la continuación de esa vida
ya pretérita entroncada en una nueva corriente.
El nombre
"Bomá" (boman), en pitchinglis significa boa; en
realidad la presencia de estos animales fue la causa del origen del nombre de
este pueblo fang. En los tres primeros días que siguieron al establecimiento
del pueblo sus moradores dieron muerte en sus alrededores a cuatro cebadas
boas; y durante mucho tiempo el bosque les deparó esa suculenta carne, a decir
de los entendidos. Ante un hecho tan repetido el nombre afloró espontáneamente:
al bosque se le llamó "bosque de boas" y a la morada de los afortunados
cazadores: Bomá. No será inoportuno censurar aquí el mal gusto de esas gentes,
las cuales siendo fang prefirieron el pitchinglis "bomà" al
"nvom" fang. Esos reptiles anidaban en aquellos parajes en un
ambiente propicio: abajo tenían el gran pantano y junto al poblado pasaba un
riachuelo llamado también "bomá" por donde no se ve correr el agua,
pero que está siempre encenegado. Sabido es que esos lugares forman el hábitat
ordinario estos animales.
Emplazamiento
Ahora resulta fácil ubicar Bomá. Años atrás cuando la
carretera de Concepción no serpenteaba por las cuestas de Boloco Pequeño, Bomà
era como una piedra lanzada en medio de un espeso bosque. Se va a Bomá entrando
por el camino de la Cooperativa. Un camino de coche, el primero a la izquierda,
conduce al poblado; un letrero lo indica. El camino termina en el patio de la
Inasa "San Claudio" hace poco abierto y que cultiva la banana; unos
centenares de metros más arriba está medio oculto el poblado.
Dificultades
Miguel entró en Boloco como arrendatario de Masakole, un
conocido monroviano. El bosque le sedujo y en tiempos del ingeniero agrónomo
Sr. Nosti solicitó en el mismo unas hectáreas. En 1950 empiezan a salir
dificultades al incipiente poblado. Miguel para esas fechas ya había muerto -
murió el 12 de Diciembre de 1947- sucediéndole en su puesto Rafael Mitogo. Y
las dificultades tuvieron que venir, porque cerca andaba la Inasa, con su
reserva que lentamente iba convirtiendo en finca… Fue el Ilmo. Sr. D. Francisco
de Alzina quien solucionó una vez más el problema a los de Bomá, favor que aún
agradecen de corazón.
Procedencia
El poblado de Bomá se incrementó a base de algunos fang que
vivían en la Isla. En la actualidad cuenta con 26 personas: 8 hombres, 5
mujeres y 13 niños. El poblado en su estructura es netamente fang. Lo primero
que se encuentra al entrar es la “casa de la palabra”, de ahí se
pasa a una amplia calle en donde se alinean las casas y las cocinas. Conserva
todo el encanto de la hospitalidad fang: nos presentamos un día de improviso en
el poblado perseguidos por la lluvia. Bien pronto de las cocinas y casas salieron
sus habitantes a dar la bienvenida. Como no cultivan el cacahuete se obsequia
al visitante con panales de miel que cogen en gran abundancia en el bosque. Los
de Bomá se sienten hermanos de los de Boloco y, aunque sujetos al jefe oficial
de esta región, tienen dentro de esa comunidad su propia autoridad. Se dijo de
Bomá que, en sus primeros años, era un reducto inexpugnable a donde no llegaban
las miradas de los agentes de Santa Isabel o San Carlos; un lugar seguro en
donde cualquiera que se sintiese molesto, en cualquiera de esas partes podía
retirarse ahí para descansar durante una temporada siempre, claro está, con la
anuencia y permiso de los de Bomá... Tal vez hubiese algo de verdad en todo
esto, pero creemos más acertado pensar que esas hablillas se deberían sin duda
alguna a algo de celos provocados por el empuje con que aparecía el poblado de
Bomá.
Fincas
Todos son modestos terratenientes los cuales cultivan sus
fincas con provecho. Algunos poseen fincas en arriendo.
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