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LOS FANG Y OCUPACIÓN DE TERRITORIOS BUBIS

LOS FANG EN FERNANDO POO  

Rvdo. Padre Alberto María Ndong
 
Texto Editado por: Esasom Mba Bikie 

Decía el eminente y famoso orador literato romano, Cicerón, que «el que ignora su historia permanece eternamente un niño». Pensamiento acuciador y estimulante que me ha impulsado a echar manos a los escritos que nos legaron los antiguos misioneros y coloniales para entretejer una pequeña historia, que fuera maestra de mi vida sobre los Fang en Fernando Poo, dejando para otros acometer un trabajo más completo sobre el Fang de la Guinea Española. Se ha dicho que el bien es difusivo de sí, y por ser así, he creído poder ser de alguna utilidad para otros el resultado de mis lecturas sobre los Fang en Fernando Poo, por cuya razón lo lanzo a la luz pública.

Por poco que se hace uno al ambiente de Fernando Poo, enseguida se da perfecta cuenta de la pluralidad de sus elementos raciales, entre los cuales, si bien en pequeña escala, se halla el elemento Fang, nombrado bastante en los escritos sobre estos territorios, en los cuales el fang se encuentra como nativo en la Guinea Continental. A explicar su presencia aquí en Fernando Poo se encaminan estas líneas.

Presencia que efectivamente, se puede explicar por dos vías: la económica y la religiosa. Porque ya desde tiempo atrás se encuentran en Fernando Poo estos dos grupos bien distintos de fang, esto es los fang agrupados en torno de unos patronos y los fang agrupados en torno al misionero. Siguiendo una razón de conveniencia, vamos tratar en primer lugar el segundo grupo. Es porque los Misioneros del Corazón de María, como todo verdadero atleta de Cristo, en los arrestos de su ideal, tuvieron el primer contacto más íntimo con el nativo en su llegada a estas tierras, el trece de noviembre de 1883. Desde entonces el radio de su acción se extendió desde el punto de su arribo que fue las playas fernandinas, hasta el misterioso continente morada del fang.

 

LOS FANG EN LA ISLA, VERTIENTE RELIGIOSA.

Fundaron casas en Santa Isabel, Banapá, Cabo San Juan y Corisco y al decir del Revmo. P. Armengol Coll en su Segunda Memoria de las Misiones de Fernando Poo y sus dependencias, los Padres establecidos en Cabo S. Juan en 1885 ya «cifraban sus más lisonjeras esperanzas en el colegio de niños, en su mayor parte fang, cuyo carácter enérgico y excelente disposición contrastaba con la glacial indiferencia de las tribus vecinas».

De este colegio como los demás de las costas que habían recibido los primeros la influencia de los Padres Misioneros, fueron saliendo muchachos para diversas partes donde estos se dirigían para servirles de intérpretes y para otros menesteres. Además, al hacer los Padres Misioneros sus excursiones por los bosques de los fang, estos les dejaban espontáneamente sus hijos para que los llevaran a la Misión. Así nos lo dice en la citada Memoria el Revmo. P. Coll, cuando, describiendo unos rasgos del carácter decidido del fang nos habla de una excursión que hicieron los Padres al Muni, de donde se retiraban «muy satisfechos con cuatro niños que les habían entregado los fang». Lo mismo se lee en un artículo del Iris de Paz, número primero, año XV correspondiente a primero de enero de 1898 escrito por el R. P. Ramón Riverola, C. M. F. donde hablando de la fundación de una reducción o preceptoría en Bonje, dice: «Sus habitantes nos dispensaron buen recibimiento mostrándose complacidos en que moráramos con ellos: desde luego nos ofrecieron varios niños, que están educándose en este colegio de Cabo S. Juan».

 

DESTRUCCIÓN DE LA FAMILIA FANG — DESARTICULAR LOS LAZOS FAMILIARES Y SUPRIMIR LAS COSTUMBES FANG

Allí mismo hablando el Rvmo. Padre Coll de los obstáculos que se oponían en su apostolado entre los fang, y taxativamente referente a la dote y cuanto suelen pedir a los parientes de la mujer, dice: «Para librarse de esta carga no hay sino una salida, que consiste en marcharse a lugares lejanos, como por ejemplo, si un habitante del Muni pasase su domicilio a Fernando Poo». Quiero copiar literalmente dicho documento para que mejor lo saboreen mis amantes lectores.

«Un poderosísimo obstáculo —dice el Revmo. Padre Coll—que venía a neutralizar nuestros afanes, era una costumbre usada en aquellas tribus y que todavía permanece en vigor, por no querer renunciar a ella los viejos idólatras. Cuando un postor, mediante el pago de una considerable suma, ha comprado por mujer la hija, hermana o pariente de algún indígena está en la obligación de entregar al vendedor un vestido, escopeta, pólvora u otros objetos, siempre y cuando se le antoje pedírselos, por manera que a esta cuenta puede considerarse la mujer como un capital puesto a interés, tanto más, cuanto que si el comprador o por pobreza o por cualquier otra causa, siquiera sea más racional del mundo, no puede satisfacer los caprichos del suegro o cuñado, pueden estos quitarle la mujer, retenerla en casa, o entregarla a otro, según les pareciera. Para librarse de esta carga no hay sino una salida, que consiste en marcharse a lugares lejanos, como por ejemplo, si un habitante del Muni pasase su domicilio a Fernando Poo. Ahora bien, cuando nuestros neófitos comenzaron a establecerse en familia junto a la Misión de Cabo de San Juan, fueron luego molestados con las importunas visitas de los que venían a exigirles el tributo arriba dicho, y con tanta más instancia, cuanto que confiaban que correría todo a cargo de los Misioneros. De buen grado hubiéramos nosotros satisfecho semejantes caprichos, si de una vez quedara concluido el asunto. Pero como estas enojosas gestiones eran tan frecuentes y cada vez más pesadas, fue preciso echar mano del único remedio, que consistía en trasladarlos a Fernando Poo».

Según este importantísimo documento, los primeros fang que, impulsados por la acción directora de los Padres Misioneros vinieron a Fernando Poo, procedían de Cabo San Juan.

Y que efectivamente se realizara este traslado, lo tenemos firmado en atro documento. Es el Iris de Paz correspondiente al primero de julio de 1898, en un artículo escrito por el Rdo. P. Manuel Mallen, C. M. F. —Este mismo misionero en su artículo del mes anterior, 16 de julio de 1898, número 12, hablando de las mismas dificultades, decía: «El caballo de batalla está al tomar estado (los jóvenes fang), porque» sus leyes, sus costumbres y su modo de ser arrastra a la poligamia, quién vende sus hijas, quién sus hermanas al mejor postor para procurarse el mejor número posible de mujeres y así poder llevar una vida muelle y regalona». Iris de Paz citado. pag. 181.

 Y como atestigua allí mismo este Padre Misionero, los padres fang tenían por ley inviolable casar ellos (dar) la primera mujer a sus hijos. Pero —dice él— parece que sus familias, al colocarlos en nuestros colegios los juzgaron exentos de sus leyes, abandonándolos a instrucción, no se cuidaron mucho sus padres de proporcionarles la primera mujer, derecho que era entre ellos inviolable, y esto ha sido una barrera que se le ha puesto por delante, para procurársela ellos mismos a costa de grandes sacrificios, y muchos de ellos se han visto forzados a acudir al misionero en auxilio» ... Y de allí que se determinara su traslado a Fernando Poo, como hemos dicho arriba. Veamos ahora cómo lo narra el mismo Padre Mallén. En el artículo citado de primero de julio de 1898 el P. Mallén cuenta a los bienhechores entonces de nuestras Misiones de cómo se van invirtiendo las limosnas que tienen depositadas para el rescate de niñas.

DESNATURALIZAR A LA MUJER FANG DE SU CULTURA Y ERRADICAR LA DOTE

Y sigue diciendo: «A fin de librarnos de la afición desmedida y la incansable sed creciente de los vendedores de sus hijas o hermanas, según dijimos anteriormente, declinamos este cargo a favor de nuestros jóvenes que no cuentan con medios para proveerse de una mujer, los cuales por trabajar por cuenta propia, se han dado trazas para agenciar el asunto con maestría, llevando la mano a los infieles que llegan a comprarlas hasta recién nacidas, y merced a su intervención desde la última lista en Abril, podemos presentar otro grupo de niñas que deben su libertad y su nacimiento a la gracia, a la caridad de varios españoles que con su óbolo les han tendido la mano para no ser presa de un tirano que, no reconociendo en ellas más que un animal de carga, anhelaba sacar de ellas todo el provecho posible...

Al saber cuáles son los deseos de los interesados de la niña solicitada y toda vez que han entrado en relaciones y tienen seguridad en la venta, aprontan los géneros y se llevan inmediatamente la niña que es conducida al colegio de las Religiosas Concepcionistas de Corisco para ser instruidas. Voy a especificar los géneros entregados por los misioneros para el rescate de la primera niña de esta lista, y con eso se podrán formar una idea de todas las demás, y aunque haya costado su redención muy cara en algunas de ellas, su exceso ha sido cubierto por los mismos jóvenes.

Se entregaron cuarenta barras de hierro de un metro cada una (dinero fang), cuatro escopetas, treinta machetes, diez paños de cinco metros uno, tres pesos en rom, un peso de tabaco, tres chaquetas y diez ollas de hierro»

«La niña así rescatada se llamaba Petra Grima Angomaba, fang, natural de Evor, en la desembocadura del rio Muni. Fue trasladada al colegio que tienen las Religiosas Concepcionistas aquí en Santa Isabel, donde está imponiéndose en las labores propias de su sexo, para casarse con León Ensé (Nsé), jóven educado en Banapá, el cual para verse desembarazado de los obstáculos que se le pudieran poner para la práctica de la religión, ha dado de mano a los lazos de carne y sangre, trasladándose nuevamente de su pueblo, al incipiente pueblo que se está formando en Banapá».

En este artículo del P. Mallen hace un recuento de 11 rescatadas, entre Fang y bengas de las cuales las que más nos interesan son, la primera que hemos ya consignado, y la sexta, la séptima y la undécima, por hacer más a lo que nos ocupa. La sexta rescatada es Dolores Abé, fang, natural de Ndembo, en el río Muni. Estuvo educándose en el colegio de Religiosas Concepcionistas de Corisco, y habiendo después contraído matrimonio con un joven sastre llamado Tomás Ensé (Nsé), bastante instruido por haber estado unos siete años en nuestros colegios, fijando al fin su residencia en la Misión de Cabo S. Juan, después de algún tiempo, como fuese Dolores a su pueblo a visitar a su familia, ésta ya no le dejaba volver al lado de su esposo para estrujarle y poder sacar con este pretexto mayor cantidad de ella, como acostumbran practicar si no topan con alguien suficientemente poderoso para resistirlos.

Sabedor de lo acaecido el Rdo. P. González, y viendo que no quedaba otro medio de restituirla a su esposo, se personó en el pueblo, satisfizo las exigencias de la familia, y con esto le entregaron a la joven, que la embarcó en el Larache juntamente con Tomás, para establecerse en Banapá, donde estarán libres de ser inquietados».

La séptima se llamaba Leona Franco de Córdoba Ayeráto, fang, natural de Ndembue, a la entrada del rio Muni. Esta joven traída cuatro meses —dice el P. Mallen— está instruyéndose en el colegio de niñas de esta capital, y una vez que adquiera algo más desarrollo se desposará con Francisco Nki, colegial que fue de San Juan, y que ahora, para desentenderse de la familia y no haber de vivir en medio de idólatras se instala en Banapá».

Finalmente, la undécima se llamaba «Juana Ayébaga, fang, y está todavía recibiendo la educación en el colegio de Religiosas de esta capital, donde la colocó su futuro esposo Santiago Obám, receloso que no le armase alguna zancadilla en familia, residente próximo a Cabo San Juan, donde había sido instruido, tomó la determinación de venirse a establecer junto a sus paisanos de Banapá, que tan arreglada vida llevan».

Teniendo estos documentos a la vista creemos poder concluir, con toda probabilidad, que los primeros fang que pisaron tierras fernandiñas, bajo la influencia de España, fueron unos niños traídos del continente por los Padres Misioneros del Corazón de María, para educarlos en sus colegios. Y al regresar estos a sus familias se empeñaban en componer su vida según la educación que habían recibido de los Misioneros, pero que al ser impedidos en realizar estas normas por sus familias, aún paganas, y a insinuación de los Padres Misioneros, se decidían a trasladarse aquí a Fernando Poo.

Cuáles fueran los primeros niños así traídos no nos es fácil determinarlos. Dejamos que otros nos llenen este vacío con un estudio más detenido. Además, los traslados de que venimos hablando fueron más o menos esporádicos y en pocas masas. Un traslado de fang a Fernando Poo más engrosado que aquellos, es el que dimos en el escrito del 25 de agosto del año pasado, o sea 1956, el cual queremos reproducir aquí en toda su originalidad para que lo puedan saborear mejor nuestros lectores. La descripción de esta emigración pamue a Fernando Poo la hallamos en la Segunda Memoria ya citada del Rvmo. Padre Armengol Coll, el cual hablando de la fundación e historia de Banapá dice:

«Permítasenos consignar aquí algunos detalles concernientes a la emigración de los pamues al fundarse el pueblo de Santa María de Banapá.

Cierto niño, por nombre Isidro Ncogo, estudiados los primeros rudimentos en Santa Isabel, lleno de conocimientos industriales adquiridos en los talleres de Banapá, y no menos impuesto en las cosas de Religión, regresó al seno de su familia, domiciliada en Amenchi, pueblo situado a los márgenes del Noya, afluente del Muni. Según costumbre de los compañeros, se puso a predicar a sus paisanos las verdades del cristianismo, aprendidas en los colegios de la Misión. Con la libertad de un apóstol exhortaba, increpaba y argüía, y sobre todo, al ver sus cultos idolátricos, le consumía las entrañas el celo de la gloria de Dios, y tomando la palabra les pintaba a grandes rasgos las penas del infierno a que se hacían acreedores. 

La gracia del Señor comunicaba tal virtud a las palabras del joven, que cierto día se le presentaron muchos de sus oyentes, y le preguntaron con resolución: — ¿Qué hemos, pues, de hacer para evitar este infierno con que nos amenazas y conseguir la gloria que prometes? —

A esto respondió el buen Isidro: — «Es necesario que vayáis a vivir con los Padres Misioneros de Santa María de Banapá, ellos os predicarán y administrarán los Sacramentos, y cuando llegue la hora de vuestra muerte os abrirán las puertas del cielo». Aunque el fang es de genio belicoso —continúa el P. Coll— y de índole feroz, no carece sin embargo, de lealtad y franqueza para abrazar la verdad donde la descubre, aún a costa de cualquier sacrificio.

Pensaron por una parte las dificultades que habían de superar hasta domiciliarse junto a la Misión, por otra, reflexionaron seriamente sobre los dogmas transcendentales que Isidro les declaraba, y a la luz de aquellas consideraciones, unos resolvieron establecerse todo trance en Banapá y otros decidieron esperar el buen o mal resultado de los primeros para tomar el partido más favorable. Hablaron, pues, los decididos sobre este asunto con los Superiores de Elobey y Corisco, quienes, come puede suponerse, no solo aprobaron el proyecto, sino también prometieron favorecerles con su protección.

A mediados de octubre de 1894 salieron de su tierra en un balandro, propiedad de los Misioneros, varias familias en número de cuarenta individuos, que llegaron en el mes de noviembre inmediato a Fernando Poo tras larga y penosa navegación. Al principio de su estancia, debían los Padres suministrarles albergue, manutención, útiles de labranza, y todo lo necesario para la vida, todo lo dieron los Misioneros por bien empleado, pues al mudar de religión aquellos pobres salvajes, renunciaron decididamente a los vicios y supersticiones del paganismo. Y diéronse tan buena maña en llevar adelante sus intereses materiales, que al año próximamente de su instalación, vestían a la europea y disfrutaban, de las comodidades de los pueblos de la Península, hasta el punto que pusieron admiración y espanto a los habitantes de Santa Isabel, cuando se presentaron a recibir el Sacramento de la Confirmación. Son cristianos fervorosos y profesan al Misionero obediencia y respeto filial, de manera que no se atreven a resolver nada sin su venia, por esto le consultan al emprender un viaje o al ofrecérseles cualquier asunto de importancia, y si alguien se desmanda en algo, no hay medio más eficaz para reducirle, que amenazarle con que se hará sabedor de ello al Padre. Celebran como a Patrona a la Virgen del Pilar, a quien llaman Santa María de fang, en cuya fiesta todo el pueblo confiesa, comulga y oye Misa». 

Este documento conjuntamente con el de P. Mallen, nos muestran cómo desde tiempos anteriores a la llegada de estos cuarenta ya habían estado muchachos fang en los colegios de Santa Isabel. Con lo cual podemos dejar sentado que, los primeros fang venidos a Fernando Poo, debieron ser en primer lugar, niños traídos del continente por los Misioneros para ser educados e instruidos en sus colegios, en segundo lugar, familias jóvenes, formadas a la cristiana por los mismos Misioneros, las cuales molestadas, por sus mayores, bien, recelosas de ser molestadas, los abandonaban trasladándose a Fernando Poo e instalarse en el pequeño pueblo fang de San José de Bapapá.

Por esto hemos llamado religiosa a esta vía para llegar al conocimiento de cómo vino el fang a Fernando Poo, porque la intención principal de los Misioneros al traer a aquellos niños era salvar sus almas tras la educación e instrucción religiosa, lo mismo que intentaban en la emigración de familias, esto es, para salvaguardar y salvar las notas esencialísimas del matrimonio cristiano: la unidad y la indisolubilidad.

LOS FANG EN LA ISLA, VERTIENTE ECONOMICA.

Llegados a esta parte y habiendo explicado la llegada del fang a la Isla de Fernando Poo de la mano de la obra misionera, debemos enfocarnos ahora en la explicación de la llegada por parte de los motivos económicos. Decíamos que nuestra intención al escribir estas líneas era explicar la presencia del Fang nativo del continente aquí en la isla de Fernando Poo. Y dijimos asimismo que esta presencia podíamos explicarla mediante dos vías: la religiosa, que expusimos, y la económica, que es objeto de esta parte de la cronología. Esta vía nos presenta al Fang en Fernando Poo agrupado en torno a unos patronos, y por ella se puede explicar que el Fang vendría a Fernando Poo, con miras a un interés individual y social, por cuanto, al mismo tiempo que su presencia aquí se encaminaba a su mejoramiento individual en la sociedad humana-colonial, se dirigía al mismo tiempo, al mejoramiento de ésta, en cuanto vino a ser un instrumento valioso para asegurar la riqueza agrícola del suelo fernandino, como enseguida veremos. Para estudiar pues, la presencia del Fang en Fernando Poo mediante esta vía, el documento de mayor fondo histórico de que disponemos, data del año 1903. En él fundaremos nuestras ulteriores aserciones en tanto no caiga en nuestras manos otro que complete este estudio. En aquel documento, correspondiente al primero de abril de dicho año, y en la parte instructiva, sección oficial, encontramos unas instrucciones que el entonces Subgobernador de Bata, Dn. Fernando Colombo, daba para la contratación de braceros allá en Bata. Copiadas literalmente dicen así: «BASES a las que han de sujetarse los contratos que se lleven a efecto entre los patronos y obreros para Fernando Poo en Bata».

 

1.     Los que deseen contratar braceros se dirigirán al Subgobernador de Bata el que avisará a los Jefes de los pueblos inmediatos para que diga el número de hombres con que se puede contar.

2.      Los contratos serán de acuerdo entre patronos y obreros a presencia del Subgobernador, autorizados con su firma, la que será garantía de su conformidad y servirá para hacer cumplir dicho contrato por ambas partes.

3.     Los Patronos entregarán, en el acto de firmar el contrato, el sueldo de un mes a las familias de los braceros que se contraten.

4.      El compromiso será por un año siendo de cuenta del patrono los gastos de inscripción y pasaje de ida a Fernando Poo y regreso a Bata una vez terminado el contrato.

5.      Si por motivo justificado hubiera necesidad de rescindir el contrato, se examinará de qué Parte está la razón; si esta es del Colono, se obligará al bracero a prestar el servicio para que ha sido contratado, y si fuera del bracero, se obligará al Colono a restituir a su país al bracero, o bien, si éste deseara con tratarse con otra persona, queda en libertad de hacerlo, y el Colono relevado del gasto del pasaje de regreso que entonces será de cuenta del nuevo Colono a quien va a servir.

6.     Podrán contratarse hombres solos y también familias enteras, o sea, marido, mujer e hijos. La mujer e hijos no disfrutarán otro derecho que la manutención gratuita por el contratista durante el tiempo que el marido preste su servicio en la finca. (Y sigue la relación de estas normas en el n.º 2)

7.     A las familias de los contratados se les concederá en la finca, a título de propiedad, durante el tiempo que trabajen en la misma, una porción de terreno equivalente a una décima de hectárea, o sea, una superficie de mil metros cuadrados, que podrán plantar, cultivar y cuidar, recogiendo los frutos en provecho propio; así como edificarán en el terreno su vivienda, con materiales silvestres que la finca les concederá gratuitamente.

8.     Al abandonar la finca, cualquiera que sea el motivo, quedará de la propiedad del dueño de la misma el terreno concedido, con las mejoras que contenga.

9.     La mujer e hijos cuidarán principalmente de la explotación del terreno que se les concede, y se permitirá prudentemente al marido algunas licencias en su trabajo, para dedicarlas a su plantación.

10.  Los sueldos de los braceros se estipularán al hacer el contrato, y variarán entre tres y cinco pesos mensuales, según sus aptitudes.

11.   La manutención de cada individuo constará diariamente de 450 gramos de arroz y 150 de pescado salado, y a falta de pescado, 100 gramos de carne sala da. Además, un litro de caña semanalmente para cada ocho hombres, y una onza de tabaco también semanalmente.

12.   La asistencia facultativa, así como las medicinas, se les dará gratuitamente.

13.  El trabajo diario será de diez horas, distribuido en dos partes, o sea, desde las seis a las doce de la mañana, y de dos a seis de la tarde.

14.   El descanso dominical, así como las fiestas grandes, será rigurosamente observado.

15.   Los contratos se extenderán en papel sellado de 1'25 pesetas.

16.   Si a los dueños de finca les conviniese, para la contratación de braceros, establecer agencias que se encarguen de realizar esta operación, podrán hacerlo, pero en este caso el Agente no está facultado para contratar directamente con los Jefes de los pueblos, sino que se ajustará para ello a lo establecido en estas bases».

En este apartado hemos intentado establecer la relación de las Bases de contratación. Pero sigamos todavía su lectura para darnos con la narración de una «EXPEDICION IMPORTANTISIMA» realizada hacia el rio Utonde el mismo año 1903, presidida por el entonces Subgobernador de Bata, Dn. Fernando Colombo, a quien acompañaba una gran comitiva entre la cual iban «varios Jefes Fang de los pueblos inmediatos, 40 soldados como escolta, y 100 cargadores.» Según este documento «El objeto de dicha expedición era, siguiendo la política de atracción que tan buenos resultados está dando, conocer las tribus del Rey Bokubon, jefe Fang que continuamente está azotando a los pueblos situados cerca de la playa, e invitarles a que cesen las hostilidades entre ellas», y «el principal objeto... hacerles conocer la NACION bajo cuyo amparo viven y la bandera que los cobija». Y sigue la narración a grandes rasgos, la cual, en gracia de la brevedad, podemos resumir así: El 21 de marzo de dicho año salió la expedición de Bata; «el día 27 se tomó la situación de la desembocadura del río Utonde... El 24 llegó la expedición a Allúm, pueblo del célebre Jefe Niombomgón, conocido por Bokubongo... El 25 se celebró una conferencia entre el Capitán Sr. Colombo y el citado Jefe, con la que se dieron por terminadas las contiendas entre las tribus, haciéndoseles promesas de concesiones, y obligándose ellos a recurrir al Subgobernador de Bata para dirimir sus diferencias». 

LA FUNDACIÓN DE LA SAN JOSÉ DE BANAPÁ, (poblado fang en la Isla)

La presencia fang en Fernando Poo es una cosa evidente. Las causas que la motivaron están definidas: lo religioso y lo económico, individual y socialmente. Pero todavía cabe decir algo más sobre los fang en esta isla hermosa: sobre su morada antaño y en la actualidad, sobre sus vicisitudes en el lapso de tiempo que corre desde su llegada a estas playas acá, esto es, sobre la actualidad fang en Fernando Poo.

EL PRIMER ASENTAMIENTO FANG EN FERNANDO POO

El fang al llegar a estas tierras no fue nómada. Mientras los fines que le atrajeron le ligaban con sus tutores o patronos, vivió siempre junto a ellos. Pero cuando unos mejores sentimientos se apoderaron de su alma para desligarle de todo cuanto fuese estorbo para su ascensión en lo espiritual y progreso material, concibió un plan de vida más independiente y concreto. Los fines que le habían traído eran el educativo, liberatorio y económico. 

El educativo y económico seguían uniéndole con su territorio de procedencia, mientras el liberatorio y el cosmopolitismo le vinieron a desligar del fuerte lazo que le ligaba con su territorio. Si quería verse libre de las ominosas cargas de la dote y demás consecuencias de las uniones matrimoniales realizadas según las normas del país, y al mismo tiempo substraerse de las prácticas del paganismo de las que se había graciosamente librado viniendo a vivir junto a los Misioneros, era necesaria su ausencia completa del continente, su lugar de procedencia. Esto motivó la fundación del primer pueblo fang en Fernando Poo, y precisamente, en Banapá, pueblo que tomó el nombre de "San José de Banapá". El cronista que nos ha legado la historia de esta fundación es el R. Padre Eusebio Sacristán C. M. F., quien en 1.894 escribió una hermosa carta al Director del IRIS DE PAZ por aquellos años, el cual a su vez tuvo a bien publicarla en la revista de su digna dirección con fecha 16 de marzo de 1.894, nº. 6°. — De aquella narración resulta que, la idea de la fundación fue lanzada por cinco niños fang, recelosos de lo que les había de suceder en un próximo mañana, si volvían otra vez a sus pueblos. "Esta idea —dice el P. Sacristán— tan atractiva, al parecer, no podía salir de nosotros, porque siendo los niños que componen el colegio de Banapá de tribus diferentes y de lejanas tierras, parecía excesivo exigir de ellos el abandono de la patria y la renuncia de la familia. Pero Dios se encargó de realizar lo que nosotros creíamos imposible. Desde que cinco niños fang de este colegio empezaron a comprender que era perderse y que si volvían a sus tierras corrían gran riesgo de volver a su primera vida y costumbres, como veían suceder a los compañeros suyos, comenzaron a importunarme con que alcanzase del reverendísimo P. Prefecto permiso para establecerse junto a la Misión. Por orden del mismo Reverendísimo Padre les propuse sucesivamente las Casas de Cabo S. Juan, Elobey Grande, Corisco, San Carlos y Concepción, pues ni el P. Prefecto, ni el que suscribe, pensábamos en formar pueblos en Banapá".

 Los Padres desconfiaban de la constancia de los niños y lo osado de su idea. Pasó un año desde la primera petición, pero entre tanto, creció el entusiasmo de los niños para realizar su idea, cruzándose varias cartas, con este su lema: "No queremos pecar, no queremos volver a ser lo que éramos". Eran sumamente tiernos en la exposición de los motivos que les inducían a realizar su idea. El mismo P. nos cuenta que una noche un niño de unos trece años le fue a ver y le dijo: 

— "Padre, yo no tengo padre, yo no tengo madre, si Vd. no me admite, ¿Dónde iré? ¿Quiere usted que me pierda? — Otros le escribieron, respectivamente: — "Quiero pertenecer al pueblo cristiano, no de mediras, ni gañar, si gaño es un pecado, digo de verdad". "Yo quiero mucho y antes de decir los niños de Banapá yo pedía al P. Prefecto para sentar aquí. Y hasta ahora yo quiero mucho porque yo no quiero adorar más cosa de pamue". "Hijo de Corazón de María, yo Simón Matindi quiero quedar. No hay que preguntar más por mí, ya está dicho, no se puede borrar de ninguna manera, por la gracia de Dios, quiero con todo corazón." El otro se dirigía al P. Prefecto en estos términos: —"Yo es uno de allí, quiero con todo corazón. Tengo mi padre y madre, pero yo no porta de ellos más, porque todo es protestante, si voy allí, volveré yo también."— Y, finalmente, decía otro: — "Yo quiero muy perfectísimo", y este otro que decía con todo dejo fang" Vd. sabe yo quería desde antes y no puedo "CAMBIAR MAS BOCA".—

Esta insistencia oprimente inclinó, por fin, al P. Prefecto para admitir la petición y realizarla, con la fundación del poblado de SAN JOSE DE BANAPA el primero de enero de 1.894. "El día antes —dice el Padre Sacristán—, por la noche se hizo una explicación de lo que habían de ser los moradores del pueblo que pretendía comenzar, y al mismo tiempo se pusieron las bases sobre que había de fundarse el nuevo Pueblo, exigiéndose a todos los que quisieran formar parte de él, nueva súplica por escrito". Y, todos, como de común acuerdo, presentaron unánimemente su consentimiento en vivir allá.

 —"En la mañana de tan fausto día —dice el P. Eusebio— los niños, después de haber oído Misa, comenzaron los preparativos de la función: unos traían ramos de palmera, otros con ella levantaban una especie de sitial para su Reverendísima, y otros trabajando lo posible para que el P. Prefecto no los sorprendiera antes de terminar su obra. Este, en efecto se personó en Banapá a eso de las ocho, al verle nuestros jóvenes, no sabían cómo expresar su emoción, pues si la alegría les excitaba interiormente, la admiración les cerraba la boca...

 Son como las nueve, y uno tras otro, sin hablarse, ni casi mirarse, van los cuarenta y cinco niños de Banapá camino del bosque, tras ellos como sus ángeles de guarda, van el Reverendísimo Padre, los Padres y Hermanos de nuestro Colegio, y detrás de todos varios de los trabajadores de las fincas vecinas. Dentro de la glorieta todos, su Reverendísima dirigió la palabra a los niños, ponderándoles lo solemne que era el acto que iba a tener lugar. Luego se reviste de sobrepelliz y estola blanca, los niños y mayores callan y creen hallarse en el templo del Señor, se invocó la asistencia del Espíritu Santo y la protección del Corazón de María y de San José, y concluidas las Preces, toma su Reverendísima un azadón y cava en medio de la Plaza, y con una pala saca la tierra del hoyo, lo mismo hicimos los demás Padres y Hermanos y los más aventajados jóvenes que han de construir el nuevo pueblo que ha de llamarse "SAN JOSE DE BANAPA", y últimamente se bendijo y colocó la primera piedra. Anunciado el título del pueblo y dada por terminada la función, se levantó un clamoreo general, expresión de la alegría y entusiasmo que reinaban en aquellos sencillos jóvenes”. —

Tal fue la fundación del primer pueblo fang en Fernando Poo, y tales las circunstancias que la acompañaron. El pueblo fang de San José de Banapá ya no existe hoy, pero su espíritu continuará viviendo en la gran familia fang, los restos mortales de sus moradores, que siguen yaciendo allá, serán el eterno substrato que nos conserven las bendiciones que aquellos muchachos fang nos atrajeron de Dios, mediante su grande e inmortal jerarca, cuya memoria permanecerá entre nosotros.

 

Alberto María Ndong, Pbro. Banapá, 9-XI-56.


Datos Biográficos sobre el Padre Alberto María Ndong.

Banapá: un hito en la historia de Guinea (1951)

En 1951, un acontecimiento va a marcar profundamente el devenir de Guinea. Banapá se convertirá en el enclave que acogió la primera huelga en la que participaron personalidades notables para la historia guineana. 

En el seminario de Banapá, un cúmulo de despropósitos fue el germen del descontento: —la restricción de las vacaciones —eran muchachos que se encontraban internos y alejados de sus familias durante mucho tiempo—, una deficiente alimentación, el retraso para enviarlos a continuar sus estudios para profesar como clérigos, el sometimiento a trabajos en fincas y el trato de menosprecio por sus costumbres y raza.  

Ante estos desencadenantes, los estudiantes se declararon en huelga, causando estupor y descontrol en los regidores del seminario, que desbordados por esta situación acuden para informar al obispo Leonardo Fernández Galilea CMF (Tossos, Zaragoza 1892-Fernando Poo 1957) quien lo trasladó al gobernador, y éste, a su vez, ordenó a la guardia colonial que reprimiera la sublevación. Ante la firmeza de los huelguistas se actuó contundentemente, prendiéndolos y llevándolos a los calabozos, donde permanecieron varios días, sin cargo alguno, en pésimas condiciones de alimentación e higiene. 

Estas detenciones, traslado y posterior encarcelamiento de personas con sotanas negras, vestimenta de los seminaristas de la época, se convirtió en todo un espectáculo insólito y esperpéntico para la población. Este alzamiento pacífico, hasta el momento desconocido para los nativos, se convirtió en una proyección del descontento de éstos con la situación de la colonia, semilla nacionalismo y aparición de organizaciones liberadoras.

Doce fueron los huelguistas encarcelados, pertenecientes a diferentes etnias e imbuidos en una profunda fe católica: cinco, entre ellos los tres líderes: Atanasio Ndong Miyon, Enrique Gori Molubela y Rafael Dámaso Sima, tuvieron un papel trascendental en la política ecuatoguineana, fueron expulsados y no pudieron proseguir sus estudios religiosos; dos de los considerados como destacados: Joaquín Ndong y Vicente Castellón Ntayo, tampoco pudieron continuar. 

Por su parte, alcanzaron el sacerdocio y desempeñaron su misión en el país: Francisco Obiang Ebaná, Celestino Nnang Mico, José Esono Mitogo, Alberto Ndong, Eugenio Eteo, Edmundo Tale y Clemente Mpenda Divae

De ellos, anotamos algunas pinceladas biográficas posteriores a este suceso: 

—  ATANASIO NDONG MIYON, vinculado tempranamente a grupos de liberación, accedió a la presidencia del Movimiento de Liberación Nacional de Guinea Ecuatorial (MONALIGE). Participó en la construcción de la nueva república, ocupando el cargo de ministro de Asuntos Exteriores. En 1969, lideró un golpe de estado contra el ex presidente Macías por lo que se le encarceló y murió a los pocos días en circunstancias todavía sin esclarecer.

—  ENRIQUE GORI MOLUBELA, estudió derecho en Madrid.  Se convirtió en un destacado político y escritor, presidente de la Diputación de Fernando Poo, procurador de las Cortes, presidente de la Asamblea General de Guinea, diputado en la Asamblea de la República de Guinea Ecuatorial. Baluarte del separatismo bubi. Juzgado y condenado por “intento de golpe de estado”, murió en la cárcel en el año 1972.

—  RAFAEL DÁMASO SIMA, concejal de Puerto de Iradier y procurador de las Cortes.

— JOAQUÍN NDONG se exilió en Gabón, allí trabajó en una compañía francesa.

—  VICENTE CASTELLÓN NTAYO, dirigente de la Unión Annobonesa, partido de corte tribal. Participó en la Conferencia Constitucional. Ocupó cargos durante los once años del expresidente Macias y en la primera etapa de Teodoro Obiang.

—  FRANCISCO OBIANG EBANÁ, consagrado en 1954, siendo el primer acontecimiento que se celebró en la nueva catedral de Bata.

—  CELESTINO NNANG MICO, convertido en sacerdote, su labor la desarrolló en Guinea.

—  JOSÉ ESONO MITOGO, se ordenó como clérigo. El 2 de noviembre de 1976 fue detenido con otros, acusados de urdir un golpe de estado contra el presidente Francisco Macías. Todos mueren en el penal de Black Beach, en el mes de diciembre siguiente.

—  ALBERTO NDONG, cura secular, director del preseminario de Micomeseng.

— EUGENIO ETEO, regresó a Guinea en septiembre de 1962, tras recibir su ministerio y cursar estudios en la Universidad Pontificia de Salamanca. 

— EDMUNDO TALE, también estuvo en la Universidad Pontificia de Salamanca, retornando en  1962.

— CLEMENTE MPENDA DIVAE, estudió en España.

 

Rvdo. Padre Alberto María Ndong en el año 1959, ejerció como profesor del difunto Miguel Eson (Esono) Eman, de Francisco Ela Abeme entre otros en el preseminario de Micomeseng



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