Actos del 32 aniversario del Mto Panafricanista de España -CICLO DE CONFERENCIAS Dr. Arcelin
Sevilla,
a 06 de enero de 2017.
Anta Diop, Cheikh. (1964), Nations nègres et culture. Dakar, Ed. Présence Africaine
Arnalte, Arturo. (2006), La Diáspora Africana: De la trata de negros a la esclavitud voluntaria. Sevilla, ed. RD. Editores
Benitez Eyzaguirre, Lucia (2013) “Representación audiovisual y red discursiva sobre las migraciones en el Estrecho de Gibraltar”. In Granados Martínez, Antolín. Las representaciones de las migraciones en los medios de comunicación (Primera parte). Ed. Trotta. Madrid: 99-114
Césaire, Aimé. (2006), Discurso sobre el colonialismo. Traducción de Mara Vineros Vigoya. Madrid, Ed. Akal
Challamel, A. (1843) Un été en Espagne. Paris, Challamel Editeuris
De Genova, N. (2015) “Borders struggles in the migrant metrópolis”. Nordic Journal of Migration Research. 5 (1): 3- 10
De Gobineau, A. (1967), Essai sur l’inégalité des races humaines. Paris, Editions Pierre Belfond
De Sousa Santos, Boaventura y Meneses, M. Paula. (eds.) (2014), Epistemologías del Sur. Madrid, Ed. Akal
Denis, G. (1839). A summer in Andalucia, 2 vols. London, Richard Bentley
Fanon, Frantz. (1952), Peau noire, masques blanches.
France,
Ed. Seuil
González Cortés, Maria E.; Sierra Caballero, Francisco y Benítez Eyzaguirre, Lucia (2014). “Discurso informativo y migración. Análisis de las rutinas productivas de televisión y la diversidad sociocultural en Andalucía”. Revista Estudios sobre Mensaje Periodístico. Vol. 2. Nº 2, Madrid: 735-751
Marty, Marlène (2015) “Entre l’archivage colonial et violence onto-politique: le décompte de la “presence-histoire” des noir-e-s. Un bout d’essai critique à partir de l’exemple du Costa Rica, en Godefroy Bidima, Jean et Lavou Zoungbo, Victorien (dirs.) Réalités et représentations de la violence en postcolonies. Perpignan, Ed. PUP. Collection Études
Mbembe, Achille (2016). Crítica de la razón negra. Ensayo sobre el racismo contemporáneo. Ed. Futuro Anterior. NED Ediciones. Barcelona
Mezzadra, S. and Neilson, Brett (2012) “Between inclusión and exclusión: on the topology of global space and borders”. Theory, cultura and society 29 (4/5): 58 – 75
Quijano, Anibal. (2000), Coloniality of power, eurocentrism and Latin America. Neplanta, ed. Views South, 1(3)
Robison Delany, Martin (1880) Principia of ethnology. The origin of races and color; with an archeological compendium of ethiopian and egyptian civilization. Ed. Kessinger Publishing.
Rouse, Roger (1991) “Mexican migration and the social space of postmodernism”. Diaspora 1.1.: 8-23
Wodak, R. (2014/2015). “The discursive construction of strangers: Analysing discourses about migrants and migration from a Discoursive-historical perspective”. Migration and Citizenship Newsletter of the American Political Science Association. Vol. 3, N.º 1: 6-10
Protesta de FOJA en Madrid por el asesinato de 1negro a manos de los Mosoos |
CONSEJOS A NUESTROS HERMAN@S: NECESIDAD DE REFLEXIONAR SOBRE NUESTRO SER Y CONDICIÓN
NEGROAFRICANO FRONTERIZO
Dr. Edileny Tomé da Mata
Doctor europeo en DDHH
y Desarrollo –Universidad Pablo de Olavide
(Sevilla)
y miembro de la dirección Nacional del Movimiento Panafricanista España FOJA
Creo
que mi humilde contribución a los movimientos negroafricanos y panafricanistas
en Andalucía podrá ser desde un punto de vista reflexivo y filosófico sobre
nuestro Ser, condición, conocimientos y saberes negroafricanos, más que
descriptivo de los mismos por diversos motivos que trataré que exponer en las
siguientes líneas. No pretendo erigir como precursor de dichas reflexiones,
sino simplemente complementar lo que hasta ahora se haya escrito y reflexionado
al respecto.
Volviendo
a los motivos, creo que dichas reflexiones son necesarias en primer lugar porque,
supongo que es necesario que superemos los imaginarios que desde siempre se han
construido de los Negros/ Negras como seres subalternos, inferiores…y las
respectivas consecuencias en nuestros día a día. Es decir, es evidente como aún
hoy seguimos repitiendo lo que ya criticaba Fanon en los años cincuenta, sobre la
fuga de la condición del Negro. No es sorprendente ver a un negro o negra pasar
por la calle y, que le salude otro u otra y – aunque respetando su decisión personal
– no conteste pretendiendo no ser identificado de la misma estirpe.
En
segundo lugar, porque creo que el colonialismo y la globalización neoliberal han
tenido y, sigue teniendo tantas influencias en nuestros seres, condición,
conocimiento y saberes que supondría una falacia poner el acento en una
condición negroafricana pura. A nuestro pesar (o, en nuestro beneficio) somos
individuos mestizos cuya falta de este reconocimiento nos sigue llevando a la
defensa de los valores considerados civilizados y modernos por un lado, o la
esencia pura de los valores negroafricanos, por otro.
En
tercer lugar, porque creo que las Organizaciones No Gubernamentales
negroafricanas o movimientos panafricanistas en España funcionan en el marco de
un sistema socioeconómico y sociocultural que los aboga a la dependencia de la
dinámica de subvenciones, programas sociales europeos, españoles y andaluces
que no solamente desvía los principios del movimiento mediante trámites
burocráticos y administrativos, sino que además (o por añadido) no plantean
temáticas proclives de ser subvencionadas/subvencionables relevantes para
dichos Movimientos.
En
cuarto lugar, porque creo que en España todavía no existe un sistema
igualitario entre diferentes clases sociales, grupos étnicos/raciales, géneros,
orientaciones sexuales…a fin que facilite una participación social, económica y
cultural igualitaria para los Movimientos panafricanistas. En definitiva, que
la base sociocultural nacional sigue regida por los valores de la Modernidad
que construyeron a los Negros y Negras como Seres
aparte (Mbembe, 2016) y, por ende, seguimos siendo vistos (y seguimos
viéndonos) como extraños y extranjeros a los ojos del imaginario colectivo
mayoritario.
En
quinto y último lugar y, en base a lo expuesto en el párrafo anterior, lo
fronterizo mencionado en el título del presente trabajo no se refiere al
concepto físico y convencional del mismo, sino como un espacio de
revitalización de subjetividades en conflicto (Mezzadra y Neilson, 2012). Hoy
en día en nuestra sociedad vemos hechos que nos confirman dichos confines, como
pueden ser las identificaciones policiales racistas, las cuales, desde nuestro
punto de vista, evidencia las diferencias existentes en nuestros contextos,
muchas veces escamoteada en forma de tolerancia y/o aceptación condicionada.
En
base a todo lo expuesto, en este trabajo trataremos de reflexionar sobre los
confines de la raza negra construida principalmente en el marco de la
conjunción modernidad/colonialidad y, las consecuencias que ello ha tenido y,
sigue teniendo, en el contexto contemporáneo sobre los propios individuos y
grupos negroafricanos. Las reflexiones tratarán de girar en torno al concepto
de ciudadanía, membresía, pertenencia, entre otros conceptos conexos.
1.
El
negroafricano como ser subalterno y fronterizo
La frontera ya sirvió de base para el
análisis de varias realidades socioeconómicas, socioculturales, sociopolíticas,
entres otras. Nuestra intención aquí no es realizar una extensa disertación
sobre los trabajos realizados en torno a la frontera, sino en primer lugar
exponer el concepto de frontera que preferimos utilizar y, en segundo lugar
como éstas han moldeado nuestra forma de percibir y ver el mundo.
Como Mezzadra y Neilson han expuesto en
sus trabajos y que compartimos, nuestra percepción de la frontera, no es en
clave de elementos o materiales que sirven para bloquear u obstruir los flujos
globales, sino como parámetros que permiten el desafío de los flujos y proveen
coordenadas a partir de las cuáles los flujos pueden juntarse o segmentarse,
conectarse o desconectarse (Mezzadra y Neilson, op. cit: 59). Así pues,
“frontera como método (border as method)”
implica negociar los confines entre diferentes formas de conocimientos
(prácticas culturales, epistemologías) que se visibilizan y, por este medio,
tiene por objetivo arrojar luz en las subjetividades que nacen a través de los
regímenes de conflictos (op. cit.: 66) (la traducción y el paréntesis son
nuestros).
En el sentido antes mencionado, los
autores en cuestión afirman que la frontera es el principal elemento que
jerarquiza los conocimientos y los conceptos epistemológicos (op. cit.: 65).
Así pues, creemos que el desafío a las fronteras y los confines globales y
contextuales no es fruto única y exclusivamente de las migraciones
contemporáneas tal como plantean gran parte de los autores críticos con la
exclusión y/o la inclusión diferenciada de los migrantes (De Genova,
2015; Wodak, 2014; Mezzadra y Neilson (2012); Rouse (1991)), sino desde los
inicios de la conjunción modernidad/colonialidad. Reiteramos así que, a nuestro
ver, el debate en torno a la ciudadanía migratoria y, por lo tanto, la
existencia de condiciones materiales e inmateriales que posibiliten un proceso
de lucha que dé lugar al ejercicio y disfrute de los derechos, no debe centrarse
a partir de la movilidad migratoria a Europa en los años 80-90, sino, por lo
menos, desde la movilidad de personas en la época imperialista europea y
americana. Creemos que fue a partir de esta época cuando se generaron confines
entre personas y espacios que, todavía hoy, forman parte de nuestro día a día
y, plantean desafíos al ejercicio de la ciudadanía igualitaria y efectiva por
parte de los/las migrantes.
En esta orden de idea
Meneses y Santos, expusieron que “…lo que emerge en el siglo XVI es una nueva
manera de clasificar la gente en el mundo” (Meneses y Santos (eds.), 2014:
346). Es decir, a partir del contacto del hombre blanco con el Otro, empiezan
las peripecias que, desde nuestro punto de vista, constituyen una de las claves
en la reflexión en torno a la ciudadanía/membresía/pertenencia en la actual
sociedad contemporánea.
En este sentido,
Quijano se refiere a que en esta época se dieron dos procesos históricos
asociados: la inferiorización biológica a través de la raza y, la constitución
de una nueva estructura del control del trabajo y sus recursos y productos
(Quijano, 2000: 532-533), conectando así la esclavitud con las hazañas
capitalistas. Añade Izquierdo, en esta línea, que estas nuevas relaciones,
aparente y teóricamente pacíficas […] no son en el fondo más que una nueva estrategia
comercial (Labrado. 2004: 46). Mbembe complementa alegando que la “modernidad”
es en realidad el otro nombre del proyecto europeo de expansión ilimitada que
se instaura durante los últimos años del siglo XVIII (Mbembe, op. cit.: 105).
Lo aquí expuesto va en consonancia con lo que exponen Mezzadra y Neilson en
torno a que es en las fronteras donde se concentra una cierta intensificación
de los juegos políticos e incluso existencial que cristalizan relaciones de dominación
y explotación, sujeción y subjetivación (subjectivation), poder y
resistencia (Mezzadra y Neilson, op. cit.: 60).
Mbembe complementa los
puntos de vista antes expuestos por Quijano sobre el proyecto de
inferiorización mediante la raza, explicando que “...los procesos de
racialización (racialization) tienen
el propósito de identificar estos grupos poblacionales y de fijar, con la mayor
precisión posible, los límites dentro de los cuáles pueden circular” (Mbembe, op.
cit.: 2016: 80). Profundiza además que la crítica a la modernidad permanecerá
inconclusa mientras no se comprenda que el advenimiento de la modernidad
coincide con la aparición del principio de raza y su lenta transformación en
una matriz privilegiada de las técnicas de dominación, tanto ayer como hoy.”
(op. cit.: 106).
Como hemos podido ver
de forma muy sucinta, la modernidad/ colonialidad hizo de la raza el confín a
partir del cual cosificar a las gentes, lo que conllevó a la predeterminación
de algunos/algunas como Seres Humanos y otros como primitivos y sin alma.
Como veremos en el
próximo epígrafe, dicha racialización del Ser Humano en la conjunción
modernidad/colonialidad afectó a varios grupos poblacionales y, particularmente
a los negros y negras. Así, trataremos de exponer en qué medida las narrativas
de la modernidad/colonialidad concibieron y construyeron a la figura del
Negro/Negra.
1.1.Los
confines de la raza negra
La raza negra
constituye, entre muchas otras como la indígena, una de las principales
herramientas a partir de las cuales se consolidó el mundo y los espacios entre
un aquí y un allí y, sus respectivas consecuencias tal como expusimos en el
epígrafe anterior.
Mbembe vinculando así
lo negro y la modernidad/colonialidad, expone que la expresión hace su
aparición (en Europa) en textos franceses a comienzos del siglo XVI, pero no es
hasta en el siglo XVIII, en el cenit de la trata de esclavos, cuando pasa a ser
una palabra de uso corriente (Mbembe, op. cit.: 83). A partir de ese momento se
consolida la idea del Negro como el Otro, como el de allí, el que se encuentra
al otro lado de los confines. La cuestión del color negro ya formaba parte de
las preocupaciones a finales del siglo XIX, de entre otros, de Martin Robison
Delany, en el cap. VI de su libro Principia
of Ethnology.
Mbembe explica así las
tres funciones del sustantivo “negro” durante la modernidad;
“En
primer lugar, sirvió para designar, no a personas humanas como todas las
demás, sino, a lo sumo, a una humanidad aparte, de un género
particular; personas que por su apariencia física, sus usos y costumbres y su
manera de estar en el mundo parecían dar cuenta de la diferencia en su
manifestación más brutal – somática, afectiva, estética e imaginaria –.
Aquellos a quienes llamamos “los negros”, se nos aparecen inmediatamente como
personas que, precisamente por su diferencia óntica, representan hasta la
caricatura el principio de exterioridad – por oposición al principio de inclusión –. En
consecuencia, nos habría resultado difícil imaginar que fueran como nosotros,
que fueran de los nuestros”. (Mbembe, op. cit.: 94-95)
Argumenta Anta Diop que
el encuentro del negro con Europa se dará en un momento donde la población
negra intentaba sobrevivir a las debacles de invasión romana, persas,
macedonias, árabes, turcas y otras. Esta supervivencia era caracterizada por el
desarrollo de grandes inventos como una técnica erudita de irrigación y de
diques o la invención de la geometría, todo ello más concretamente en la zona
del Nilo (Diop, 1964: 51-52).
Diop expone que, en el
siglo XV, cuando los primeros marineros comerciantes portugueses, holandeses,
ingleses, franceses, daneses […] empezaron a establecerse en la costa
occidental de África, la organización política de los Estados africanos era
igual – e incluso superior – a la de los propios Estados europeos. Este primer
contacto, que como dijimos antes sirvió para la extensión del capital, dio
lugar según Anta Diop a un cambio de roles que conllevó en el plano social a
las relaciones de maestro a esclavo entre Blanco y Negro. Según el autor en
cuestión el negro se convirtió en el sinónimo de primitivo, “inferior” dotado
de una mentalidad pré-logique” (Diop, op. cit.: 53). De acuerdo con Diop
el colmo del cinismo es que se presentó la colonización como un deber de la
humanidad, invocando la misión civilizatoria del Occidente, al que incumbe la
carga de elevar al Africano a nivel de otros hombres (Diop, op. cit.: 54).
En este sentido, señala
Césaire que una de las consecuencias de la colonización fue la destrucción
física y moral de la cultura del Ser Humano. En esta línea él expone lo
siguiente: “Yo hablo de millones de hombres (y mujeres) a quienes se les
inculcaron el miedo, el complejo de inferioridad, el temblor, el ponerse de
rodillas, la desesperación, el servilismo” (Césaire, 2006: 20) (el paréntesis
es nuestro).
Así es como el Negro se
convirtió en el ejemplo perfecto de este ‘ser-otro’, un ser aparte
(Mbembe, op. cit.: 41: 149), como el no humano, el incivilizado, un Ser
perteneciente a un mundo distinto de la mayoría europea.
Muestras de ello es,
entre otras, la consideración de los trabajadores negros en Costa Rica, en el
siglo XIX, como extraños y las respectivas prácticas de discriminación a las
que estaban sujetos (Marty, 2015: 79).
En el sentido, expuesto
en este epígrafe, aunque el migrante negroafricano tenga la nacionalidad
española formal, el ejercicio de la ciudadanía verá contrarrestado por la percepción
tanto del imaginario social, como del migrante él mismo, en tanto Otro, un ser
aparte, dotado de prácticas culturales incivilizadas.
En la línea de la
construcción de la imagen del Negro/Negra, como dijimos antes ese imaginario no
es casual sino causal, es decir, formo parte de un proceso de construcción que
trataremos de exponer, de forma muy sucinta, en el próximo epígrafe.
1.2.La
construcción y consolidación de la imagen y el Ser del Negro/Negra
Tal como expuso Mbembe
en su trabajo “...la temática de la diferencia racial es objeto de una
normalización en el seno de la cultura de masas a través del establecimiento e
instituciones tales como museos y zoológicos humanos, la publicidad, la
literatura, las artes, la conformación de archivos, la propagación de relatos
fantásticos difundidos por la prensa popular […] y la organización de exposiciones
populares (Mbembe, op. cit.: 117). Nuestra intención no es demostrar una suerte
de conspiración conjurada contra los negros y negras, sino sacar a flote
experiencias reales que demuestren que la imagen que tenemos hoy día de los
negros y negras (y que los negros y negras tenemos de nosotros mismos) no es
algo que haya caído del cielo, sino que forma parte de un proceso iniciado en
la época colonial y pervive hasta nuestros días.
En este proceso de
legitimación del capitalismo y de la trata de esclavos se han generado varias
literaturas a fin de reducir al Hombre/Mujer negro/a a néant (nada,
nulidad). De entre la variedad de esa literatura consta la obra del francés
Gobineau, Essai sur l’inegalité des races humaines (1967) que
naturalizaba la inferioridad del Negro frente al Blanco.
No solamente Gobineau
contribuyó en el proceso de inferiorización y negación del Ser Negro, sino
igualmente Hegel, Voltaire, Victor Hugo, Ferry, Tocqueville, entre otros. Hegel
afirmaba que eran estatuas sin lenguaje ni consciencia de sí; entidades humanas
incapaces de desembarazarse definitivamente de la figura animal a la que
estaban unidos (Mbembe, op. cit: 42). Victor Hugo jura “que no es más que un
detalle, pero que es inmenso: […] el blanco hizo del negro un hombre: […]
Europa hará de África un mundo” (op. cit.: 135). Voltaire en su obra Ensayo
sobre las costumbres y el espíritu de las naciones (1769) se refiere a que
los negros y negras no pueden producir otra cosa que no sean animales de la
misma especie (op. cit.: 134-135). Ferry justifica el derecho de las razas
superiores de civilizar a las razas inferiores (op. cit.: 135), siguiendo pues
las líneas de Gobineau. Para Tocqueville el esclavo negro presenta todos los
rasgos de envilecimiento y de abyección. Suscita aversión, repulsión y asco.
Bestia de ganado, es el símbolo de la humanidad castrada y atrofiada de la que
emana una exhalación envenenada, algo parecido a un horror constitutivo (op.
cit.: 143). Autores todos ellos venerados en la Academia española, europeo y
mundial por sus sabias palabras y reflexiones.
También contribuyeron
en este proceso, además de la literatura, la pintura y la danza. Así obras de
pintores como Hogarth, Raynolds, Watteau, Lancret, entre otros, consideraban
que el negro aportaba un toque de exotismo y de color a las fiestas galantes. Y
más concretamente en relación a la figura de la Negra, es relevante como
pintores, poetas y ensayistas de gran reconocimiento como Baudelaire,
Apollinaire, Matisse y Picasso, resaltaran la voluptuosidad, los senos
desnudos, los dientes blancos, la desnudez y la sensualidad femenina negra
devoradora (Mbembe, op. cit.: 124-126). El proyecto Desapropriam-me de mim[1]
de la artista brasileña Miriane Filgueira trata de devolver a las mujeres
negras la dignidad perdida en los retratos, Ser, condición a lo largo de la
modernidad.
Dicha construcción y
consolidación del imaginario colectivo sobre los Negros y las Negras también se
dio en España, entre otros, a través de relatos de cronistas como Andersen
(2005), Challamel (1843), Denis (1839), así como por el zoo humano de
individuos de raza Ashanti a mediados del siglo XIX en los Jardines del Buen
Retiro en Madrid, pinturas de ilustres como Fortuny, Tapiró, Farrés, y tebeos
como Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape (Arnalte, 2006). Todo ello ratificó la
imagen de un Ser feo, torpe, inferior, subordinado y, por lo tanto, de Allí e
indigno de formar parte de nuestras realidades.
Ese proceso de
construcción que empezó en el siglo XV cuando del “descubrimiento” por Europa
del Nuevo Mundo, continúa hasta el día de hoy mediante los medios de
manipulación de masas. Es decir, hoy día en los medios de comunicación se sigue
vinculando la necesidad de contribuir en la civilización y democratización de
ese Ser primitivo, Animal e incivilizado, en el exotismo de las prácticas
culturales negroafricanas, entre otras cuestiones (Eyzaguirre (2013); Cortés et
al. (2014).
Los planteamientos
clave en la construcción y consolidación de la imagen del Negro y de la Negra –
animal, inferior, no humano, exótico, voluptuosidad... – generarán una especie
de racismo epistémico consistente en la evasión del reconocimiento de los demás
como seres completamente humanos (Meneses y Santos op. cit., p. 339), que no
solamente será asimilado y admitido por los blancos, sino incluso por los
negros. En este sentido señala Fanon que el pueblo colonizado siempre será
presa de un complejo de inferioridad por el enterramiento de su originalidad
cultural. El colonizado se alejará cada vez más de su contexto dado que él
habrá hecho suyo los valores culturales de la metrópolis (Fanon, 1952.:14). Es
evidente que, tras varios siglos de colonización en distintos países africanos,
el ámbito cultural colonial ya forma parte del ADN de varios negros y negras[2].
Compartiendo las reivindicaciones de Fanon, entendemos que la crítica se
centra, pues, en la priorización de aspectos coloniales frente a aquellos no
contaminados por lo colonial. Fanon contradiciendo la tesis de Mannoni según la
cual el complejo de inferioridad de los negros se da en los contextos donde los
negros son minoría, expone que contrariamente a los negros, los blancos no
tienen complejos de inferioridad en contextos donde son minoría, por ello, no
se trata de una cuestión natural, sino que es el racista que crea el
inferiorizado (Fanon, op. cit.: 75), tal como venimos analizando en los
párrafos anteriores.
El complejo de
inferioridad al que nos estamos refiriendo aquí llevará al hombre/mujer negro/a
a huir de su individualidad, a anular su ser, según Fanon (Fanon, op. cit.:
48). La alienación en cuestión llevará igualmente al menosprecio de la(s)
lengua(s) materna(s) del país de origen a la sobrevaloración del idioma de la metrópolis;
lo que se plasmará en el deseo de hablar como un blanco. Junto a la valoración
del idioma de la metrópolis se añade la consideración del negro que conoce la
metrópolis como un semidiós (Fanon, op. cit.: 15).
Diop añade que este
clima de alienación ha tocado profundamente en la personalidad del Negro,
particularmente al Negro instruido que tuvo la oportunidad de hacerse una idea
que el resto del mundo tiene de él y de su pueblo. […] Es frecuente que Negros
de alta intelectualidad sean víctimas de esta alienación hasta el punto de
intentar, de buena fe, codificar esas ideas nazis de una pretendida dualidad
del Negro sensible y emotivo, creador del arte, y del Blanco racional. Sedar
Senghor se expresa así en uno de sus poemas: “la emoción es negra y la razón
helena” (Diop, op. cit.: 54-55), demostrando, así, que los negros, al igual que
las mujeres, no tenemos capacidad para pensar y reflexionar y, sí para
entretener y expresar nuestros sentimientos.
Bajo la influencia del
ideal colonial el Hombre/Mujer Negro/a tiene pues dos dimensiones: una relación
con el Blanco y otra con su congénere (Fanon, op. cit.: 13). Así una de las
importantes experiencias de vida del negro es que “…le noir n’a plus à être
noir, mais à l’être en face du Blanc”, es decir, la existencia del Negro se
viabiliza y se hace efectiva frente al Blanco (op. cit: 88). Dicha dependencia
del Negro frente al Blanco o al Otro, hace que toda su acción pase por el otro,
no porque el Otro sea el objetivo final de su acción en la perspectiva de la
comunión humana como describe Adler, sino porque es el otro quién reafirma en
su necesidad de valoración (Fanon, op. cit: 172). Así el negro no se compara al
Blanco, considerado como un padre, el jefe, Dios, sino que se compara con su
semejante bajo el patronato del Blanco (op. cit.: 174). En otras palabras, la
alteridad para los negros no es el Negro, sino el Blanco. Dicha alteridad
conllevará al colonizado a la necesidad de ser un blanco y, así, convertirse en
Ser Humano (Fanon, op. cit.).
Como consecuencia de un
proceso de construcción de la imagen del Negro como el Otro perteneciente al
otro lado de los confines, feo, bruto, torpe…deducimos que el ejercicio de la
ciudadanía migratoria por parte de los migrantes negroafricanos se dará en unas
condiciones inmateriales de carácter desigual y discriminatorio ya que, en
primer lugar, tratará de enmendar sus fallos culturales e identitarios a través
de políticas de integración e inclusión social, en segundo lugar, tratará al
migrante negroafricano desde una visión paternalista y, no en términos de
igualdad y, en tercer y último lugar, el proprio migrante se sentirá
beneficiado al ayudarle a huir de una condición inferiorizada y menospreciada. Por
ello, creemos que antes que verificar circunstancias concretas de los
Movimientos negroafricanos y/o panafricanistas en Andalucía, se requieren
algunas reflexiones que hemos tratado de exponer aquí.
Creemos, pues, que el
siguiente desafío consistiría en tratar de aplicar algunas de estas reflexiones
a las ONG’s y Movimientos negroafricanos y panafricanistas en Andalucía, pero
considero que no debe consistir en una tarea de un investigador investigando a
nativos, sino que los propios miembros y líderes de dichas Organizaciones lo
consideren conveniente y lo lleven a cabo.
2. BIBLIOGRAFIA
Andersen,
H.C. (2005), Viaje por España.
Madrid, ed. Alianza Editorial Anta Diop, Cheikh. (1964), Nations nègres et culture. Dakar, Ed. Présence Africaine
Arnalte, Arturo. (2006), La Diáspora Africana: De la trata de negros a la esclavitud voluntaria. Sevilla, ed. RD. Editores
Benitez Eyzaguirre, Lucia (2013) “Representación audiovisual y red discursiva sobre las migraciones en el Estrecho de Gibraltar”. In Granados Martínez, Antolín. Las representaciones de las migraciones en los medios de comunicación (Primera parte). Ed. Trotta. Madrid: 99-114
Césaire, Aimé. (2006), Discurso sobre el colonialismo. Traducción de Mara Vineros Vigoya. Madrid, Ed. Akal
Challamel, A. (1843) Un été en Espagne. Paris, Challamel Editeuris
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De Gobineau, A. (1967), Essai sur l’inégalité des races humaines. Paris, Editions Pierre Belfond
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Quijano, Anibal. (2000), Coloniality of power, eurocentrism and Latin America. Neplanta, ed. Views South, 1(3)
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[1] http://desapropriammedemim.com.br/
(consultado: 06/01/2017)
[2] Aquí
compartimos los puntos de vista de Amartya Sen sobre las identidades múltiples,
es decir, a la identidad del negro/a no solamente es necesario añadir aspectos
de género, sexo, religioso, entre otros, sino igualmente aspectos coloniales. (Vid.: Sen, Amartya (2006) Identity
and violence. The illusion of destiny. Ed. W.W. Norton and Company, New
York, London).
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