GUERRA BIOLÓGICA (BACTERIOLÓGICA) CONTRA LOS FANG EN KIÉ-NTEM ¿POR QUÉ CALLAN? ¿A QUÉ LE TIENEN MIEDO LOS HISTORIADORES DE GUINEA ECUATORIAL, QUE SE NIEGAN A HABLAR DE LAS ATROCIDADES DE ESPAÑA EN GUINEA ECUATORIAL?
«Los Crímenes de Lesa Humanidad que España cometió contra la NACIÓN FANG»
La guerra biológica es una forma singular de combate en la cual se emplean armas biológicas siendo armas de diferentes tipos que contienen virus o bacterias capaces de infligir daño masivo sobre fuerzas militares y/o civiles.
Esasom Mba Bikie
19 JUN 2021 14:25
La guerra biológica contra los fang, es algo que los HISTORIADORES FANG no han documentado por miedo a ser RECHAZADOS por el colono. La mayoría de historiadores de Guinea Ecuatorial, siguen siendo los BUENOS CHICOS que escribió Don Masié Nguema Biyogo, al hablar de los elementos que utilizaba el colono contra los colonizados. Ellos no hablarán de la guerra biológica contra los fang, porque eso implicaría aceptar que Don Masié Nguema Biyogo, tenía razón cuando denunció las atrocidades cometidas por España, contra los NEGROS DE GUINEA ECUATORIAL.
¿Dónde salió la lepra que invadió Kie-Ntem? ¿Por qué justo fue Micomeseng, el lugar elegido?
Todo el mundo sabe que Micomeseng era un lugar hostil contra el español y la dominación española sobre los negros. Los grandes nacionalistas fang, salieron de Kié-Ntem, porque trabajaban en conexión con los nacionalistas fang de las colonias francesas y alemanas. Los españoles para luchar contra esta gente, lanzó una ARMA BIOLÓGICA contra los fang, con la intención de debilitarles y en la confusión, ganarse el favor de los enfermos y que éstos acabarán alabando a los españoles y su cura, lo que haría que cualquier individuo subversivo a la causa española, fuera mal visto entre los fang y que aquellos que estuvieran dispuestos a tomar las armas en contra de España, depusieran tales pretensiones, porque España había curado a un familiar enfermo.
Los historiadores fang, de Guinea Ecuatorial, tienen esta información, pero nunca la han hecho pública, porque la COOPERACIÓN ESPAÑOLA ha FINANCIADO a todos estos «BUENOS MUCHACHOS» y para no perder los recursos económicos de España, todos ellos han callado. Los historiadores Boobes, Pagalus (Annobones), Ndowes y demás también lo saben, pero ellos no hablan, porque su lealtad no está con Guinea Ecuatorial y los guineanos, sino con los occidentales y los españoles «los buenos muchachos» de España, han ocultado las atrocidades que España llevó acabó contra un pueblo pacífico y desarmado.
¿Si esto no es genocidio o crímenes de lesa humanidad, entonces qué nos digan los historiadores guineanos, qué lo es?
Los historiadores occidentales (blancos) documentan las atrocidades cometidas por las autoridades ESPAÑOLAS en la leprosería de Mikomeseng, en la Guinea Española
El historiador británico David Brydan se encontraba buscando información en el Archivo General de la Administración en Alcalá de Henares cuando se topó con una misteriosa carpeta. Era de 1946 y contenía un polvoriento documento que hablaba de la leprosería de Mikomeseng, un insólito recinto vigilado por guardias armados en el que las autoridades ESPAÑOLAS metieron a los 4.000 enfermos de lepra de la Guinea Española.
Un documental de la época revela imágenes del lugar. Los leprosos aparecen tocando el tambor con sus manos sin dedos. La narración característica de los noticiarios franquistas proclama: “Estos son los enfermos, ¡y a fe que no parecen demasiado abatidos!”. Las cámaras muestran a miles de pacientes haciendo cola para recibir sus medicinas. “Hoy la lepra se cura. ¡Y alegraos también de que España pueda presentar ante el comicio de las naciones la obra que está llevando a cabo en su africana colonia de Guinea!”, celebra el narrador.
Sin embargo, la carpeta hallada por David Brydan desentierra otra versión de los hechos. “Es una investigación judicial realizada tras una rebelión en la leprosería”, explica el historiador, del King"s College de Londres. El 18 de febrero de 1946, los leprosos se alzaron. “La actitud de los enfermos, sin exceptuar ni edad ni sexo, era violentísima”, aseguraba el administrador territorial de Mikomeseng. El informe acusaba directamente a cinco hombres y una mujer —J. Nguema, M. Sanga, M. Ndongo, L. Edu, P. Mba y J. Mangue— de ser “los promotores en el interior del recinto de la leprosería del levantamiento general de los demás enfermos”.
“Mikomeseng era un campo de concentración, un sitio donde había represión y donde los niños eran arrancados de sus madres. Y, sin embargo, la dictadura franquista utilizaba la leprosería para hacer propaganda del régimen”, explica Brydan, que las autoridades españolas utilizaban este «CRIMEN de GUERRA» para legitimarse internacionalmente a través de su supuesta obra social.
Ante los inspectores, el director de la leprosería, Víctor Martínez Domínguez, minimizaba la revuelta en sus dominios. “El sentirse rechazado por la sociedad imprime en el carácter del leproso un sello especial de irritabilidad que es clásico en todas las leproserías del mundo”, argumentaba. Pero la investigación incluye testimonios espeluznantes. El practicante José Luis Martínez Díaz, un madrileño de 29 años, describía la rebelión como “un acto de simple y leve protesta que, con toda razón, hicieron unos desgraciados enfermos abandonados y destinados a morir a los que solo se les ha dado hasta ahora hambre, trabajo y melongo”. El melongo es una palmera local y sus varas servían para dar unos latigazos que en la colonia tenían un nombre: “Melongazos”.
Martínez Díaz denunciaba que con los rebeldes detenidos se estaban cometiendo “actos de verdadera barbarie en los que, amenazados pistola en mano, eran apaleados hasta quedar casi sin respiración”. El practicante español declaraba haber enterrado a varios leprosos “muertos de hambre y abandono a consecuencia de no poder andar por falta de sus extremidades”.
Las señoras que estuvieron allí de niñas, lo recuerdan como un lugar de terror. “La leprosería de Mikomeseng era una especie de cárcel amurallada. Las autoridades iban por los pueblos y se llevaban a los enfermos a la fuerza. La medicación en la década de 1940 era totalmente ineficiente y muy cruel, con pinchazos sobre las heridas. Y lo más dramático es que a las personas con lepra les quitaban a sus hijos”.
El informe de 1946 rescatado por David Brydan incluye multitud de testimonios del horror en Mikomeseng, pero los ignora. “No se ha comprobado ninguno [de los hechos denunciados]”, concluían las autoridades. En 2013, la leprosería seguía en funcionamiento, con 18 enfermos a cargo de una monja concepcionista de Vigo.
Para los españoles, Mikomeseng fue mucho más que una leprosería escondida en el corazón del África ecuatorial. "Se utilizó como una herramienta de legitimación del régimen", subraya Carlos Tabernero, historiador de la ciencia en la Universidad Autónoma de Barcelona. "España mostraba en Mikomeseng una ciudad independiente y autárquica, controlada por el ejército y la iglesia, como la propia España. No era casualidad. Todo era felicidad pura", apunta el profesor.
El historiador Francisco Javier Martínez, de la Universidad de Évora (Portugal), también ha investigado los documentales médicos franquistas filmados en la colonia española: Los enfermos de Mikomeseng (1946) y Misión sanitaria en Guinea (1953), ambos dirigidos por el cineasta Manuel Hernández Sanjuán. "El equipo cinematográfico contaba con un presupuesto astronómico. Era una iniciativa 100% oficial. Y por eso los documentales reflejaban fielmente la ideología española".
NOTA: Aquellos que siguen escribiendo sobre Don Masié Nguema Biyogo, ¿Tendrán la valentía, dignidad de escribir sobre cómo España lanzó un arma biológica contra los Fang en Guinea Ecuatorial y los alrededores, para diezmar los esfuerzos de esta nación de cara a su libertad como hombres?
NO MÁS SILENCIO, CONTARNOS LAS ATROCIDADES DE ESPAÑA EN GUINEA ECUATORIAL Y QUE LAS AUTORIDADES ESPAÑOLAS SE HAGAN RESPONSABLES DE SUS CRIMENES DE LESA HUMANIDAD CONTRA LA NACIÓN FANG.
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